125 min.
Harrison Ford, Cate Blanchett, Shia LaBeouf, Karen Allen, John Hurt, Ray Winstone, Jim Broadbent, Ian McDiarmid, Joel Stoffer
Algunos fans irredentos del arqueólogo más famoso del mundo pensaron que esta película sería la segunda venida de Cristo sobre la tierra, el acontecimiento cinematográfico del año y que muchos de los hijos nacidos después del 22 de Mayo del 2008, fecha del estreno, llevarían por nombre Indiana y nacerían con un látigo debajo del brazo, pero nada más lejos de la realidad. ¿Es la cuarta entrega de las aventuras del doctor Jones una mala película? En absoluto. ¿Era lo que nos esperabamos? Eso depende. ¿Y de qué depende?, os preguntareis vosotros y cierto grupo que desde hace años interpreta la misma canción. Pues del sentido común con el que vayais a verla. Si vais con poco, sufrireis y os cabreareis, pero si pagais una entrada para vosotros y vuestra sensatez, opinareis como yo, que era el único cierre posible para la saga iniciada allá por el año 1981 con la espléndida
En Busca del Arca Perdida, la primera y la mejor de toda la franquicia.
Estoy de vuelta. ¿Me habeis echado de menos?Diecinueve años después, tanto de la primera parte, como en la trama, nos encontramos en el año 1957 con un Dr. Henry Jones avejentado aunque todavía en plena forma pero próximo al declibe, no sin cierta añoranza del pasado y los que ya no están (como se refleja en una de las escenas de la película, que espero identifiqueis) en una época alejada ya de la segunda guerra mundial y la amenaza nazi, zambullidos en plenos años 50, con lo que dichos años trajeron consigo: la guerra fría, el despertar de la era pop, el cine pulp y de serie B, la amenaza nuclear, la carrera espacial, el interés por los temas ufológicos, el anti-comunismo y el miedo y la desconfianza de la sociedad norteamericana de esa década.
He aqui uno de los aciertos de la película, al retratar este contexto histórico de manera solvente y entrañable, con profusión de guiños apoyados por cliches muy evidentes no exentos de cierto romanticismo. Todo ello sirve al director para actualizar el personaje sin perder su esencia y reflejar de paso la situación actual de los Estados Unidos, que ha cambiado la amenaza roja por la del integrismo islámico y la satanización del comunismo por el recelo hacia la cultura árabe. Nada nuevo bajo el sol, de hecho.
Cuando se quita los guantes, es de temer. ¡Que sabañones!El argumento, que haría las delicias de Iker Jimenez, nos cuenta como nuestro carismático héroe del látigo se enfrenta a la malvada Irina Spalko (
Cate Blanchett), mano derecha de Stalin en asuntos paranormales, con el objetivo de devolver una caravela de cristal de enigmático origen al lugar donde pertenece.
Tras esta libertad que se toma el guión, puesto que Stalin murió en 1953 y no creo que en 1957 pudiera ordenar buscar nada, aunque ya se sabe lo libre que es Spielberg con esto de interpretar la historia si os da por ver
Amistad, el bueno de Indy se las verá y se las deseará para cumplir con éxito su misión, acompañado en esta ocasión por una troupe que ni la de Almodovar, compuesta por el joven Mutt Williams (
Shia Labeouf), el personaje de Marion Greenwood (
Karen Allen), que ya aparecia en la primera parte, el demente profesor "Ox" Oxley (
John Hurt) y "Marc" George McHale (
Ray Winstone), este último, junto con el personaje interpretado por John Hurt, me temo que un tanto prescindibles en la trama.
Lo pequeña que es y lo que ilumina, la cabrona linterna.Todos los puntos anteriores, aunque de relativa importancia, son accesorios si logramos ver esta cuarta y última entrega de las correrías de Indy con una visión clara de lo que pretende ser: "Indiana Jones y El Reino de la Calavera de Cristal", es una reunión de viejos amigos ante la gran pantalla. Unos, estan detrás de la cámara, son
tito Spielberg,
George "barbitas" Lucas y
Harrison Ford y hacen un resumen de una forma de entender y de hacer el cine de aventuras que esta a punto de morir y que no regresará posiblemente nunca más, con tintes autoparódicos y si, con menos brillo del esperado, todo hay que decirlo. Se toman unas cervezas, terminan la película y le dan una última oportunidad al arqueólogo antes de su retiro.
Esta persecución a través de la jungla,es un giro más de tuerca a las que le precedieron en
anteriores entregas de la saga.Al otro lado, estamos nosotros, los espectadores, la generación que creció cinematográficamente a finales de los 70 y principios y mediados de los 80, que se despide de su sombrero y de su látigo, sabiendo ya que ni el héroe de nuestra adolescencia ni el adolescente que fuimos, regresará jamás. Pero tanto Spielberg, como nosotros, podemos guardarnos un as en la manga. Indiana y lo que representa, sigue vivo en la era digital, esta más arrugado y panzón y puede que no sea tan rápido, pero en este 2.008 se le ha dejado un hueco en las salas de cine y en nuestros corazones, antes de empezar a cobrar la pensión contributiva.
De manera que, un respecto para el Dr. Henry Jones Jr. Demonios, se lo ha ganado.