AÑO: 1988
DURACIÓN: 93 min.
PAÍS: Japón
DIRECTOR: Isao Takahata
GUIÓN: Isao Takahata (Novela: Akiyuki Nosaka)
MÚSICA: Yoshio Mamiya
PRODUCTORA: Studio Ghibli Valoración: 10.
Aunque practicamente todo el mundo "de a pie" podría relacionar el animé japonés con robots gigantes, mundos post-apocalípticos, pokemons y sin chans, es como en tantas otras cosas una visión sesgada de la totalidad de la producción animada del país del sol naciente. Los estudios Ghibli, cuya cabeza visible es Hayao Miyazaki, han producido ya grandes obras maestras del cine de animación como La Princesa Mononoke o El Viaje de Chihiro (que recibió el oso de Oro del festival de cine de Berlín del 2.002 y el oscar a la mejor película de animación de ese mismo año), abriendole las puertas a la distribución internacional de sus peliculas por parte de Disney. Su socio en el estudio es el director de la película que hoy es objeto de crítica, que no es otro que Isao Takahata, que junto a Miyazaki, trabajó en los años 60 en la lengendaria Toei Animation (Heidi, Marco o Ana de las tejas verdes, por poner algunos ejemplos), luego en Nippon Animation y más tarde fué co-fundador de Ghibli, que es la palabra que los pilotos de los aviones de reconocimiento italianos durante la Segunda Guerra Mundial daban al viento del desierto del Sahara soplando sobre las arenas del desierto. Miyazaki, amante de los aviones y un enamorado de Italia, usó este nombre para denominar su estudio.
Tetsuko llora ante la aparente pasividad de su hermano Seita
La película, basada en la novela homónima del escritor Akiyuki Nosaka, narra las penurias que el joven Seita y su hermana pequeña Setsuko, hijos de un oficial de la marina japonesa que lucha por su pais en la II Guerra Mundial, tienen que sufrir tras perder a su madre en un bombardeo de bombas incendiarias que sufre el pequeño pueblo japonés en el que viven. En un inicio realmente espléndido, oímos la voz en off de Seita que dice: "El día 21 de Septiembre de 1945, yo morí". Y a partir de aqui se desarrolla una de las historias más crudas, humanas y desgarradoras que he podido ver yo en el cine y, a menos que uno tenga el corazón de granito, os aseguro que el que más o el que menos acabará llorando amargamente el drama que estos dos niños tienen que afrontar (el que subscribe se hartó, vamos). Porque este es uno de esos señores dramas que de vez en cuando se asoman al mundo del celuloide, que ya quisieran para si los telefilmes de sobremesa con los que desde hace varios años nos martirizan las cadenas de televisión generalistas.
La película nos habla sobre todo de las consecuencias que la guerra tiene en la sociedad civil y en concreto, en el efecto devastador que causa en los niños, personificados en este caso en los dos protagonistas. Es deliciosa y a la vez terriblemente triste, la relación de los dos hermanos y como se enfrentan a las adversidades. Seita, mayor que su hermana, carga sobre sus hombros la responsabilidad de lograr la supervivencia de ambos, mientras intenta evitar a su hermana que sea consciente de lo que realmente pasa. De la mano de Setsuko son los momentos más líricos e inocentes de toda la película.
Como aliciente añadido, podemos ver una visión japonesa de la segunda guerra mundial e intuimos lo que será la posguerra del japón. Así, la importancia de la nación en contraposición al individuo, juega en contra de Seita y su hermana, que no significan nada ni para las instituciones ni para la gente que le rodea, siguiendo fielmente el espíritu de la novela, puesto que Akiyuki Nosaka, que plasma vivencias autobiográficas en sus novelas, es un escritor que ha hecho de la miseria vivida en carne propia en los últimos días de la guerra y la ruptura y desorientación sufrida por los japoneses tras la derrota en la guerra y los años posteriores, una parte fundamental de toda su obra literaria.
La improvisada residencia que los hermanos
ocupan en las afueras del pueblo.
ocupan en las afueras del pueblo.
Para terminar, recomendaros encarecidamente que veaís esta película y que la disfruteis como se merece: una película mágnifica, que nos os dejará indiferente y que sacudirá vuestas conciencias. Eso si, tened preparado el paquete de Klynexx. Y si no llorais, acudid urgentemente a un medico para que os recete un corazón nuevo con capacidad suficiente para llorar la memoria de estos dos pobres niños y maldecir la sinrazón de la guerra.
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