Recapitulemos. Se ha puesto ya a la venta, como muchos de vosotros sabreis, el videojuego Grand Theft Auto IV (GTA 4 para los amigos). Esta saga, cambia personaje principal y escenario en cada entrega, pero mantiene un denominador común: el ofrecer al jugador la experiencia de ponerse en el pellejo de un criminal que roba coches, asesina por encargo, atraca bancos, se va de putas, compra armamento y trapichea con droga, entre otras actividades que son sub-juegos y misiones independientes dentro del objetivo de la historia principal, que casi siempre consiste en la necesidad del jugador de ascender en la carrera del crimen o bien por razones de deudas monetarias que si no resuelve acabarán con su vida o bien por venganza.
Yo he jugado al Grand Theft Auto: Vice City, con la estética de la serie Miami Vice y excelente música ochentera y GTA: San Andreas, donde eras un pandillero californiano en plena década de los 90 al son de una estupenda selección el mejor rap de aquella época. La música es un componente muy importante en esta saga, además del rigor visual, dependiendo de la época en la que se desarrolle cada entrega y un manejo de referencias cinéfilas o de series televisivas muy importante. Como juegos me terminaron aburriendo, pero hay que reconocer que tienen su punto, su grado de interés y una originalidad innegable. Y tengo que aclarar, para luego explicar el porqué del cabreo, que el mes que viene cumpliré 37 añazos. Es uno de los motivos principales por los que no se me ocurriría en la vida real, emular nada de lo que se puede hacer en el juego.
Ayer, en CUATRO, hablaron sobre GTA en el noticiario de las 2 de la tarde. No cargaron las tintas sobre el juego, pero dejaron caer la gilipollez de siempre: la posibilidad de que los videojuegos fomenten la violencia. Que hay que hacer en este mundo nuestro, para fomentar el sentido común, me pregunto. Porque de violencia no se si iremos sobrados, pero de sensatez si que estamos bien escasos.
La solución al "problema" es seguir las indicaciones referentes al material que ofrece el videojuego (algunas de las cuales podeis ver en la foto de la izquierda) y la comprobación por parte de los padres de las mismas. Estoy seguro, de que la mayoría de las veces no tienen ni puñetera idea de lo que compran, regalan o se bajan a sus hijos y todavía menos de la calificación que figura en la caratula. Aqui de lo que se trata siempre, es de cargar la responsabilidad con cualquiera, antes que sobre nuestras propias espaldas, algo que es mucho del gusto de los padres. Pues para hacer niños me parece que no hace falta intervención externa, ¿no es asi? Suyo es el deber de velar por la salud mental de sus hijos, por su educación, por lo que ven en la tele y el de supervisar los videojuegos a los que juega. Pero es mas facil dejar que el crio deje de darles por culo durante tres horas, aunque sea jugando a ser un narcotraficante. Yo más que prohibir los videojuegos, prohibía a los padres irresponsables, que son legión.
La solución al "problema" es seguir las indicaciones referentes al material que ofrece el videojuego (algunas de las cuales podeis ver en la foto de la izquierda) y la comprobación por parte de los padres de las mismas. Estoy seguro, de que la mayoría de las veces no tienen ni puñetera idea de lo que compran, regalan o se bajan a sus hijos y todavía menos de la calificación que figura en la caratula. Aqui de lo que se trata siempre, es de cargar la responsabilidad con cualquiera, antes que sobre nuestras propias espaldas, algo que es mucho del gusto de los padres. Pues para hacer niños me parece que no hace falta intervención externa, ¿no es asi? Suyo es el deber de velar por la salud mental de sus hijos, por su educación, por lo que ven en la tele y el de supervisar los videojuegos a los que juega. Pero es mas facil dejar que el crio deje de darles por culo durante tres horas, aunque sea jugando a ser un narcotraficante. Yo más que prohibir los videojuegos, prohibía a los padres irresponsables, que son legión.
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