El lunes pasado fué mi cumpleaños. Este cuerpo serrano acaba de ver treinta y ocho primaveras, aunque fisicamente aparente estar más cerca de los treinta que de los cuarenta, una especie de gen rejuvenecedor que tenemos gran parte de al familia. Cuando llegué a Madrid tenía las cosas muy claras, pero desconocía si mis planes me iban a salir bien o no. Pero me salieron bien. He logrado ser una persona independiente, creo honradamente que soy más sabio que antes en lo que al conocimiento de los demás se refiere, me he hecho más sociable, mi carácter es más calmado y me he formado profesionalmente en lo que me llena, que es el mundo audiovisual en todas sus facetas. Pero para trabajar en esto hay que hacer algunos sacrificios, como el de trasladarse allá donde esté el trabajo, de manera que me toca hacer las maletas y despedirme, con el corazón compungido, de mi amada y reverenciada Madrid, que tan bien me acogió y en la que he sido muy feliz, durante nada menos que seis años.
Efectivamente, queridos lectores, Anchiano recoge los bartulos y se traslada a vivir a tierras extremeñas y se lleva sus pajas mentales y sus ínfulas renacentistas a la monumental Cáceres, donde va a formar parte de la plantilla del Centro de Cirugía de Minima Invasión Jesus Usón, uno de los centros de investigación más importantes del mundo, por un periódo de seis meses. Allí montará, postproducirá y editará videos para distribución entre cirujanos y científicos nacionales e internacionales y se encargará tambien de los elementos en 3D que sean necesarios. Confío es aprender muchísimo, coger callo en el mundillo y engordar el curriculum. Ojalá sea un paso previo para nuevas aventuras profesionales que me lleven poco a poco a la consecución de todos mis sueños. Nos vemos a la vuelta de la esquina, que es lo mismo que decir que en cuanto tenga internet en el nuevo domicilio.