domingo, 3 de mayo de 2009

Documenta'09.

Hoy he ido al Documenta'09, el Festival Internacional de Documentales de Madrid, en la que es su VI edición, invitado por Luis Cerezo, director de "Fiesta: to fight or not to fight", uno de los trabajos seleccionados a concurso, un documental sobre la fiesta nacional visto a traves de los ojos de los que la defienden y los de quienes están frontalmente en contra. Además, hemos aprovechado unos cuantos foreros de la Off-off crítica para hacer una quedada con la excusa de ver el documental y conocernos en persona. En resumen, una mañana de domingo de lo más provechosa.

Yo me declaro anti-taurino. No puedo entender que sentido tiene hacer del sufrimiento de un animal un espectáculo para las masas. Ni creo que haya arte en el toreo, por mucha posturita, ritual, hilo musical a ritmo de pasodoble, tradición, pasiones atávicas, simbolismos o bibliografía publicada al respecto. Y me importa un pimiento cuantos intelectuales se declaren aficcionados a los toros. O por mucho que Goya hiciera de la fiesta el eje de algunos de sus cuadros. Puedo entender la belleza plástica de un torero ante el toro y toda la parafernalia y "cultura" taurina que se ha ido generando durante años a su alrededor, pero parte de un hecho atroz e innecesario. Incluso puedo entender que tiene de fascinante para los aficcionados. Pero aceptar la fiesta nacional, en definitiva, es aceptar nuestros peores instintos, la fascinación por la sangre, la muerte y la violencia.

En una de las escenas del documental, he visto una imagen que resume mi visión del asunto. El traje de luces, que antes luciera el torero, brillante y de dorada impolutez, se mancha de sangre con el transcurrir de la faena, una sangre que es tanto del torero como de su oponente astado. Eso es en realidad la fiesta nacional para mi, un traje de oro que termina ensangrentado, sucio de barro y sudor. ¿No es ya momento de ir desechando según que prácticas y de encontrar otras vías más saludables de canalizar nuestras energías y nuestro lado más reptil?

Sin embargo, me niego al mismo tiempo a comulgar con las posturas radicales de los grupos que se encuentran al otro lado de la plaza, a veces extremistas en sus planteamientos en defensa de los derechos de los animales y en la visión distorsionada que tienen de la gente aficcionada a los toros, que tachan poco menos que de demonios encarnados en hombres. Desnudarse y embadurnarse de pintura roja en las plazas, u organizar caceroladas a sus puertas, no son buenas estrategias. Mientras los taurinos continuan a lo suyo (algo que se puede ver claramente en el documental), los antitaurinos incurren en ocasiones en el histerismo, el aspaviento y, lo que es aún peor, prescinden del uso del sentido común. En definitiva, un tema peliagudo. Como siempre, me gustaría conocer vuestra opinión.

No me queda más que felicitar al amigo Luis por el gran trabajo realizado y desearle toda la suerte del mundo en el fallo del jurado. Su documental, bien se merece algún premio.

Más info y el trailer sobre "Fiesta: to fight or not to fight"a continuación:
Artículo en creación joven de Caja Madrid
Blog de Luis Cerezo


2 comentarios:

MEM dijo...

¿Cual es la diferencia de los circos romanos , en la que los exclavos y gladiadores eran obligados a luchar con leones o entre ellos hasta la muerte para diversion de los ciudadanos?

Estoy de acuerdo en cuanto a que no me gusta la fiesta del toro y en cuanto a que los anti taurinos sean tan extremistas, haciendo el payaso no creo que vayan ha conseguir nada.No soy una persona que se deje llevar por las pasiones en extremis, ni entiendo el fervor con que las personas actuan en determinadas ocasiones o ese sentimiento exagerado que tienen por algunas cosas, pero puedo respetarlo. Siempre he considerado que las corridas de toros son una salvajada , no entiendo ni jamás entenderé que hay de diversión en ver matar a un animal y que deberian de estar prohibidas.

Anchiano dijo...

El documental es muy interesante. Aún está pendiente de distribución, pero si puedes, échale un vistazo. Pero el caso es que mientras haya negocio y aficción a los toros, la "salvajada" no desaparecerá.

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